Kevin Durant anota 39 puntos en el triunfo de los Warriors ante Oklahoma


La daga entró, salió y se removió en el costado de Russell Westbrook (20 puntos y 10 asistencias) cada vez que Kevin Durant enseñó los dientes en la victoria sin paliativos de Golden State Warriors ante Oklahoma City Thunder (122-96).

El alero sacó los colmillos en una actuación soberbia ante su exequipo con 39 puntos de los que 21 fueron desde el perímetro y 29 en la primera mitad. Pero también vaciló de dentadura con decenas de risas que no cupieron en su rostro. Durant disfrutó de lo lindo y abrió más aún la herida de los que todavía no han superado su marcha del Thunder. “Cuando salgo a la cancha no hablo más que con mis compañero. Después del partido sólo hablé con mi mujer”. Esta frase resume las ganas que Westbrook tenía de dar explicaciones a la prensa por no intercambiar una sola muestra afectuosa con Durant. En este partido quedó claro que la pasión se acabó y que, al menos del lado del armador del Thunder, ya no hay nada de qué hablar. El reencuentro fue tan soso antes y después del partido como vigoroso durante el mismo. Sus miradas se cruzaron a destiempo en varias ocasiones, pero nada más.

A los ojos de los espectadores no hubo ni ‘hola’ ni ‘adiós’, solamente un sinfín de jugadas en las que lucharon por el orgullo propio de dos titanes. El uno herido, el otro sonriente. El comienzo del Thunder cumplió con las expectativas de plantel imbatido, el único en la Conferencia Oeste hasta la cita en el Oracle Arena. Llegaron a tener una ventaja de 10 puntos hasta que el muelle de la mano derecha de Durant se ajustó a las circunstancias. Los triples comenzaron a entrar sin medida y poco a poco los Warriors fueron construyendo una ventaja cada vez más difícil de superar. El trabajo defensivo de los californianos recordó a los Warriors de las dos últimas temporadas, y a partir de ahí, lo demás. La que fue una de las parejas más letales de la NBA en la última década no se dirigieron la palabra durante la cita, para ello estaban otros excompañeros como Enes Kanter, quien no dudó en increpar a Durant desde la banca. “Son cosas que pasan en la duela no voy a decirte de lo que hablamos.

Conozco a estos chicos y sé que van con todo”, aseguró el alero en la entrevista postpartido. Steven Adams tuvo que calmar a su compañero con dos palmaditas en el muslo, mientras que Andre Iguodala entretuvo a un Durant atónito primero y al que no se le borró la sonrisa después. Dicho sea de paso que la clavada de Jerami Grant celebrada en la cara de KD fue otro síntoma de lo mucho que le siguen queriendo en Oklahoma. “Estas cosas pasan, los Warriors también hablan basura, pero nosotros estaremos preparados para el próximo partido. Eso es lo que hacen, pero ya les veremos”, amenazó Westbrook. El base canalizó su ira competitiva y orgullosa rabia en miradas que se clavaban como dagas. Y eso que el único que sufrió punzadas fue él. Llegó al encuentro tras una actuación magistral ante Los Angeles Clippers la noche anterior y se marchó por la puerta de atrás después de haberse echado las manos a la cabeza en varias ocasiones. Contra Warriors no pudo capear el temporal y vio a Durant hacer de todo, desde penetraciones implacables y perfectamente ejecutadas con clavadas como la jugada que cerró el tercer periodo o la que logró a falta de siete minutos para finalizar la cita; a las transiciones en velocidad con de las que sacó jugo con 12 puntos. La versatilidad fue la principal virtud de Durant.

Hizo de todo con anotaciones en las que agarró y lanzó a canasta con rapidez y certeza, con tiros en suspensión, en el poste, entrando hasta la cocina y de todas las maneras imaginables… de todo. El Jugador Más Valioso en 2014 se robó el show y amplió su lista de enemigos. A Durant no le robó la sonrisa ni Westbrook, ni los gritos en contra de sus otros excompañeros, ni esa piedad que claramente nunca iba a aparecer. Restan tres enfrentamientos en esta serie a machete y el primero no defraudó absolutamente a nadie.

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